Antes de entrar en este debate, quiero dejar claro que esta entrada en concreto (todas las demás no) está realizada para un trabajo de la asignatura de Ciberperiodismo, en el que teníamos que escribir un artículo de opinión sobre un tema que eligiéramos. Sin más dilación, aquí les dejo mi artículo.
Mucho se está hablando en los últimos años sobre la decadencia del periodismo actual. Como estudiante de esta disciplina académica y mejor profesión del mundo, tal y como decía mi querido y renombrado García Márquez, considero que esta tendencia de la decadencia periodística está en alza y no puedo estar más de acuerdo con ella.
Viñeta sobre la concepción del periodismo actual |
El periodismo que se practicaba antaño, aquel que surgió en Estados Unidos allá por el siglo XVIII se ha perdido. No queda casi nada de él, ni siquiera su esencia. Todos los estudiosos y profesionales iniciales de esta disciplina estaban de acuerdo en que la base del periodismo estaba en informar a la ciudadanía sobre los hechos acontecidos en la sociedad de la manera más veraz posible. Todo ello debía estar sujeto a una alta neutralidad y objetividad, así como a unos criterios éticos y morales sujetos a esos parámetros. Pero, ¿qué queda de eso en la actualidad?
Actualmente eso se ha perdido. El periodismo en nuestros días se ha dejado influenciar por los condicionantes de la época en la que vivimos: la corrupción, el mero entretenimiento sin atenerse a la verdad, la cadena de favores, el silencio por conveniencia, el control de los medios de comunicación por parte del poder político, etc. Las grandes empresas informativas no hacen más que ofrecernos programas de “telebasura” en sus cadenas de televisión. Dan mucha más cabida en sus medios de comunicación al mero entretenimiento o morbo informativo que a la información de verdad. Es cierto que, a pesar de todas estas connotaciones negativas, todavía quedan medios y profesionales de la comunicación que siguen sujetos a los criterios de veracidad y a una deontología profesional noble, pero son muy pocos. Y es que, ¿quién no se ha dado cuenta viendo la televisión, leyendo un periódico o escuchando una radio cualquiera que los medios de comunicación de ahora están más ocupados de informar siguiendo sus ideologías políticas que informar de las cosas que suceden en la realidad, dejando de lado su propia opinión sobre los sucesos?
Hace poco tuve que realizar un trabajo de investigación periodística basado en periódicos locales de Tenerife y en varios de tirada nacional. Antes de empezar a hacerlo, sabía perfectamente lo que me iba a encontrar. Analicé el tratamiento que le daba cada periódico a un tema en concreto, y cada uno de ellos contaba versiones distintas de la realidad. No había igualdad o acuerdo entre ellos. Algunos, incluso, llegaban a descalificar a los protagonistas de la información. Eso me llevó a pensar que si ya no podemos confiar en que los periódicos, el primer medio de comunicación de la historia, nos informarán de una manera veraz y sin dejarse influir por líneas editoriales, no podemos confiar en la veracidad de las noticias que nos proporcionan los medios de comunicación.
Puede que el lector piense que estoy siendo un tanto exagerada, lo siento, no lo pretendo. Solo intento plasmar mi opinión, la de una estudiante de periodismo decepcionada con la profesión que está estudiando, que pensaba que era una cosa totalmente distinta a la que se le está mostrando. Soy crítica con lo que estudio, sin embargo lo sigo estudiando. ¿Por qué? Porque en el fondo creo que esta profesión se está reinventando, y me gusta mucho más la parte buena que están logrando las redes sociales y las nuevas tecnologías: los blogs. Con ellos se está logrando un periodismo más ciudadano, en el que cada uno, a pesar de no contar con la formación académica oficial, puede informar de los hechos desde su punto de vista. Y miles de puntos de vistas distintos, al final, nos llevan a una verdad común. Y sí, señores, olvídense de esa máxima universal que decía que el periodismo siempre decía la verdad suprema, porque no es así. Ningún ser humano, por muy periodista que sea o no, está en posesión de una verdad universal. La verdad se hace sumando las diferentes partes de la realidad que tienen las personas.
Así, el periodismo de nuestros días, a pesar de estar “contaminado” de muchos intrusos profesionales, de falsas verdades, de corrupción, de ideologías editoriales,… sigue siendo un arma muy poderosa para dar voz a aquellos que tienen algo importante que decir. Una pena que esto solo se haga con políticos y con los mismos personajes de siempre y no con científicos y personas importantes de todos los ámbitos de la vida social que nos puedan aportar cosas diferentes a nuestro conocimiento que no sean las que ya vemos día tras día en los medios.
Por ello, creo que hay que apostar por un periodismo más ciudadano, hecho por la gente de la calle y dar voz a las personas que realmente tienen algo importante que contar, y no a las mismas historias de siempre que no hacen más que hundir y desmoralizar a la sociedad: desahucios, crisis económica, políticos diciendo “falsas verdades”. Es hora de que la nueva generación de periodistas demos voz a los nuevos avances científicos, a posibles curas contra enfermedades hasta hora incurables, a actos de interés humano que ayuden a levantar el ánimo de esta sociedad que tenemos tan desmoralizada.
Eso sí, sé que todo esto que estoy escribiendo es un tanto utópico y puede que no se llegue a lograr nunca, pero es mi pensamiento y sea afín o no a sus pensamientos o ideologías, es tan respetable como los pensamientos de cualquier lector. De esta manera, pese a la decadencia del periodismo, creo en un resurgir apoyado en las nuevas tecnologías que logrará sacar a la sociedad de la “desinformación” en la que vive.